Ir al capítulo 11. ETIOPATOGENIA Ir a bibliografía

EPÍLOGO

Existe un gran número de personas que son conscientes de no poder realizar determinados movimientos de la unidad dinámica articular raquis-pelvis-caderas, pero no creen que ello sea consecuencia de enfermedad alguna y menos aún que el motivo que lo guía a la consulta médica (dolor, actitud escoliótica, alteración de la marcha, etc.) sea sólo un signo clínico de una afección muscular.

Este cuadro funcional restrictivo puede tener su origen en una patología diversa: disbalance funcional por anisomielia, síndrome compartimental por hematoma o absceso, calcificación en el espesor del músculo o en la vecindad de la fascia, etc., pero cuando este proceso presenta una larga evolución de carácter progresivo que se remonta a la infancia o al mismo momento del parto, hemos de pensar en la existencia de una fibrosis glútea idiopática que posiblemente sea la responsable de la afección de más de un miembro de la familia.

El diagnóstico de certeza sólo nos lo proporciona el estudio anatomopatológico, pero podemos llegar a dicho diagnóstico -con una certeza razonable- cuando concurren signos clínicos derivados de la atrofia y retracción músculocutánea de la nalga, una modificación morfológica del esqueleto de esta cadena articular y la existencia de una alteración enzimática muscular.

No obstante, son numerosos los aspectos clínicos, etiopatogénicos y terapéuticos que aún quedan por comprobar y esclarecer, lo que nos lleva a concluir con las palabras de Gregorio Marañón: «Ésta es mi labor, que espero sea sólo el comienzo de otra menos imperfecta.»

Ir al capítulo 11. ETIOPATOGENIA Ir a bibliografía